sábado, 7 de enero de 2012

Uno



El humo del cigarrillo se va disipando haciendo círculos extraños, falta poco... imágenes paganas invaden su mente, hordas de seres danzando al ritmo de una música enloquecedora. Sumido en un éxtasis casi orgásmico un sacerdote inaugura la fiesta. Cuerpos sudorosos se materializan, ya no son producto de su mente alienada por el alcohol. El humo del cigarrillo se va disipando haciendo círculos extraños, falta poco... pista se llena de luces multicolores, el humo seco supera ampliamente al de su humilde cigarrillo, se asfixia, se ahoga, y todos siguen saltando. Otra cerveza, la sed le seca la garganta y el frío líquido cae como un elixir. Paga y sale. Los grafittis en las paredes le anuncian que hay otra ciudad mas allá de las calles, mas allá del día, del sol. A veces lo que dicen no tiene demasiado sentido, otras, caen como baldes de agua helada. Aquí uno se cansa de morir y sin embargo sigue viviendo con una letanía infame. El hijo de Dios, ya no convence, nos mira colgado de una cruz que no es la nuestra, llora sangre y son pocos los que aún sienten culpa. Todos los caminos quedan a un punto inalcanzable a la razón o a nuestras mentes limitadas por el hastío de sentirse vivo y no saber que hacer con eso. Aquí uno se cansa de morir y sin embargo, a conciencia, se abandona sin vencer obstáculos. Ya en su depto comienza a hablarle a su novia, su amante, su amiga. A la chica la conoció recién, ayer, mañana. Hace frío, mucho más adentro del que realmente hace afuera, allá donde todo sigue igual, los dos sabemos que a esta altura somos desconocidos, extraños. Acércate, dame una noche, una palabra, un sentimiento más allá de las paredes que pintamos con tanto ahínco. Acércate, necesito rozar la cruz de tu garganta para saber si sos de esas que se sienten culpables de aquel dolor de siglos, si sos de esas que esconden la cara entre las manos cuando hablo de sexo.

No, la cruz de tu garganta no es mas que un resabio de viejas costumbres, pero sé que no es solo un adorno.

(la Joplin aúlla un blues a lo lejos)

Llora, nena, llora, y dejá que te desnude, que te moldee, que te pinte, que vacíe tu cabeza y la llene con mis estupideces, deja que yo te lleve. A cambio te pido que me enseñes, como hacer para seguir estando vivo, para borrar el dolor que me produce tocarte, para saber si vivir es algo mas que el agujero donde me refugio para no morir, para saber que no soy Nicolas Cage ni vos sos una puta, y ya no puedo dejar Las Vegas.

(Parece salido de un poema de Bukovsky y la ropa termina de caer al piso, ella lo muerde y le contesta casi en un susurro)

Aquí uno se cansa de morir, porque sigue viviendo y a pesar de todo, hasta las guitarras lloran a manos de B.B.King o sé J.L.Hoker y quizás muy en el fondo sea eso por lo cual todo valga la pena.

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