viernes, 6 de enero de 2012

REFLEXIONES


Dicen que la mejor defensa es el ataque…..

Si nadie está atacando para que defenderte? Por las dudas?????

Estar a la defensiva significa reaccionar en el presente con la carga del pasado y anticipando una amenaza futura.

Estar a la defensiva, es la necesidad de justificar nuestra propia conducta cuando, es criticada o cuestionada o queremos ( creemos ¿? ) que tenemos siempre la razón o simplemente el otro no piensa como nosotros o tenemos el traste sucio, hubiera dicho mi abuela…

Existe una necesidad de convencer al otro de que nuestras intenciones son buenas y razonables y de que tenemos excelentes fundamentos para actuar de esa manera. Justificándonos??? Buscando justificación?? Reafirmación ¿? De qué, en que?? de lo que nosotros no tenemos del todo resuelto?

A menudo estas actitudes están íntimamente ligadas a un tema en común: la falta de consideración, la falta de tacto, la descortesía, el mal carácter, etc. indican la existencia de una necesidad insatisfecha por la otra persona, o personas muy inseguras y desconfiadas que suponen que todos los quieren agredir de modo que no se brindan abiertamente porque siempre están pensando que los engañan y donde estará la treta, el trasfondo, la quinta pata del gato, la sobrada o la ironía…. Tras la necesidad exagerada de defenderse, a menudo se esconde una persona que teme no ser escuchada o que se siente débil o insegura, aunque su apariencia refleje todo lo contrario.

Cuando estamos a la defensiva, todo lo que nos dicen lo recibimos como una señal de que el otro quiere culparnos por algo, nos está corrigiendo, nos desafía, etc. etc. Y todo lo que diga o haga será tergiversado

Considerar que el otro siempre nos va a atacar verbal o ideológicamente, eso nos hace estar siempre en actitud de defensa que generalmente es ofensiva o hiriente para el otro que muchísimas veces no tiene idea de que estamos hablando o porque vino el palo…

Cuando sentimos temor, o nos sentimos desafiados, o no estamos centrados en nuestra propia naturaleza interior, tendemos a ponernos a la defensiva. Así, usamos diversos mecanismos de defensa como la justificación, la racionalización, la negación, la culpa, etc. y si nada de esto sirve el ataque

Al considerar el mundo un lugar hostil y amenazador, las relaciones se convierten automáticamente en un terreno peligroso donde los demás se ven más como rivales que como aliados.

Estar a la defensiva supone vivir con la alarma continuamente encendida, sin posibilidad de relajarse. Sin embargo, lo más problemático es que la persona no se da cuenta de hasta qué punto las reacciones que percibe en los demás se deben a su propia actitud recelosa o incluso agresiva. Generando confusión y malentendidos

Hay que abrir la cabeza un poco, las cosas pueden ser diferentes de cómo se las percibe o se las interpreta

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